Si ni siquiera los parlamentarios europeos pueden acceder a los documentos, debemos comenzar a preguntarnos a quién beneficia el tratado.
«La UE sólo deja a cada eurodiputado ver dos horas el texto del tratado de Washington. Bruselas prometíó transparencia, pero prohíbe a los parlamentarios hablar de la información a la que tienen acceso, sólo pueden leer en una sala segura, sin dispositivos electrónicos ni bolígrafos, y siempre bajo vigilancia»
Bruselas prometíó transparencia, pero prohíbe a los parlamentarios hablar de la información a la que tienen…
publico.es